Listas de espera: sufrimiento para muchos, enorme negocio para unos pocos

La privatización de la sanidad catalana está en marcha. Y se acelera. En este proceso las listas de espera desempeñan una función fundamental a la hora de fortalecer al sector privado en detrimento del público. Un proceso que tiene varios caminos, pero un mismo motor: el sufrimiento de los pacientes.

“Las listas de espera son el motor de la privatización sanitaria”, explica Josep Cabayol, periodista e impulsor de Pagar para vivir, un documental de SICOM y la productora How sobre el funcionamiento de las listas de espera, el impacto que estas tienen y los diversos escándalos de corrupción descubiertos en relación con este tema. Según Cabayol, “se está usando el dolor como mecanismo para empujar a las personas hacia una sanidad donde el único criterio es la rentabilidad, y, lo más grave, es que esto se está haciendo desde el Gobierno de la Generalitat”. Un hecho que no esconde ni el mismo consejero de Sanidad, Boi Ruiz, quien en una entrevista en TV3 recomendó a la ciudadanía de Cataluña “contratar una mutua”. 

Las listas de espera abren la puerta a un negocio multimillonario para las aseguradoras privadas, la mayoría, en manos de corporaciones financieras. Se trata, pues, de una oportunidad de negocio, que se hace evidente con el aumento de anuncios de sanidad privada que se pueden ver en los medios de comunicación, incluidos los públicos. El esplendor de este negocio está íntimamente ligado a las decisiones que se toman desde el Gobierno hacia el ámbito de la sanidad pública. A continuación, un repaso a los mecanismos que lo hacen posible.

Los caminos del negocio de la privatización

1) El dinero de los hospitales públicos, para las multinacionales

El primer paso de esta modalidad privatizadora es recortar el dinero que reciben los hospitales públicos. Un ejemplo: en 2010 el Hospital de Bellvitge recibió 322 millones de euros para realizar su actividad. En el año 2012, un 10,5% menos, 288 millones. Así, los hospitales públicos se ven obligados a reducir camas disponibles y a cerrar quirófanos, con lo cual, las listas de espera crecen. Pero mientras el Gobierno reduce el dinero que destina a los hospitales públicos, aumenta el que concede a la sanidad privada. En 2010 CatSalut dio contratos a la empresa de hospitales privados IDC (CAPIO) por valor de 71 millones de euros. En 2012 esta cifra había aumentado hasta los 129 millones. Es decir, que el dinero que antes iba a los hospitales públicos ahora va a los privados. El siguiente paso del plan es enviar a los enfermos que los hospitales públicos no pueden atender por carencia de presupuesto a operarse en los centros privados pagados con dinero público, con la incomodidad y el encarecimiento que todo esto supone.

2) Hospitales públicos donde pasan primero los que pagan

Otro de los caminos de la privatización consiste en hacer operaciones privadas en las instalaciones de los hospitales públicos. Como hemos visto, los hospitales públicos reciben cada vez menos dinero. Esto quiere decir que muchos quirófanos públicos quedan sin usarse. Ante este panorama, los directivos de varios hospitales públicos han decidido aprovechar estos quirófanos cerrados por los recortes y operar a pacientes que pagan (y que pasan por delante de lista de espera, ¡a pesar de que el edificio, el quirófano y los equipos son públicos!). El argumento es que “con el dinero que se gana haciendo esta actividad privada, se puede hacer sostenible la atención pública”. Pero esta explicación presenta dos problemas fundamentales: por un lado abre las puertas a las dobles listas de espera en los hospitales públicos, con el componente de injusticia que esto representa. Por otro lado, y más importante, los ingresos extra que se consiguen con la actividad privada van a parar a consorcios, que, a pesar de ser públicos, son profundamente opacos; esto hace que sea casi imposible saber si este dinero sirve para financiar el sector público. Un ejemplo de ello es lo sucedido en los hospitales de Blanes y Calella. La actual gerente de estos hospitales públicos, Núria Constans, está implicada en la desaparición de 2,4 millones de euros en manos de varios gestores y políticos de la zona (ver la página siguiente). Ahora su equipo defiende la actividad privada en estos dos hospitales “para beneficiar a los pacientes”.

3) Mutuas: un gran negocio en manos de la banca

Las listas de espera hacen que cada vez más gente opte por contratar un seguro privado. Una solución que a la larga puede traer problemas. Detrás de las promesas de atención y de los bajos precios se esconde una gran cantidad de “letra pequeña” –tal y como advierte el Colegio de Médicos–, la cual hace recordar las “cláusulas tierra” o de “valores preferentes” del sector bancario. Este hecho es normal si tenemos en cuenta que tras las principales mutuas encontramos a varias entidades financieras, como La Caixa o la quebrada Caja de Ahorros del Mediterráneo. Otro aspecto preocupante en relación con las mutuas es que estas “eligen” a los enfermos: una persona de edad avanzada o con una enfermedad previa lo tiene muy difícil para ser aceptada por una mutua.

“Esto no lo opero por la seguridad social porque no me sale de los huevos”.

La actividad privada en centros financiados con dinero público genera situaciones tan surrealistas como la que protagonizó un médico de la Mutua de Terrassa, un centro donde el 85% de su presupuesto proviene de las arcas públicas. 

Hacía cuatro años que la familia de Justiniano Villarán trataba de saber que le producía aquellos dolores tan fuertes. Finalmente el Hospital Parc Taulí de Sabadell da el diagnóstico: síndrome piriforme o del piramidal. Dos años y medio más tarde, el doctor Martí Solà, de la Clínica del Dolor del mismo hospital, le dice, a Justiniano: “Te tienes que acostumbrar a vivir con este dolor, que será para siempre”. La familia, desesperada, busca y encuentra un especialista en la sanidad pública de la Mutua de Terrassa, el doctor Maestro de León. Piden la derivación al doctor Martí Solà, que no tan solo se la niega, sino que los anima a ir a la visita particular de Maestro de León. Hacen una reclamación en el Parc Taulí, y dos días después les anuncian la derivación preferente. Dos meses más tarde, sin embargo, no tienen ninguna noticia de la Mutua. Conmovidos por los dolores insufribles de Justiniano, deciden ir a la consulta privada del doctor. A pesar de que le piden que sea atendido por la pública, donde Maestro de León tiene plaza, les responde que no podrá ser porque la Mutua de Terrassa no dispone de las herramientas especiales que hacen falta. Le preguntan cuánto valdría, y les pide 9.000 €. Desesperados, acceden.

Una vez hecha la intervención quirúrgica por la privada, comprueban que la Mutua sí que disponía del instrumental. Entonces, Francisco Villarán, hermano del paciente, pide a Maestro de León una factura para intentar recuperar el dinero. Fue en aquel momento cuando el doctor le dice que él “no opera un síndrome del piramidal por la seguridad social porque no le sale de los huevos”. Literal, tal y como ha podido confirmar este periódico.

Meses más tarde Cándida Flores denunció un caso similar.

Maestro de León también –según Flores– la engañó diciéndole que las listas de espera eran muy largas y que, si no se operaba rápidamente, acabaría en una silla de ruedas. Flores, asustada y dolorida, aceptó pagar por un derecho que la asistía como ciudadana. 

Para ambos casos el abogado José Aznar ha presentado denuncia, y hoy están en el Juzgado de Instrucción número 3 de Terrassa. Ahora y en relación con el caso Flores, el juez Sergi Casares ha pedido a la Clínica Mutua de Terrassa que presente la lista de espera del doctor de los años 2012 y 2013 para casos de hernia discal de columna y que explicite cuántas intervenciones ha hecho el facultativo en la Mutua de Terrassa durante este periodo de tiempo, tanto por la sanidad pública como por la privada. El doctor Maestro de León y Mutua de Terrassa tendrán que justificar en sede judicial sus actuaciones. De momento, el CatSalut ha multado a Mutua de Terrassa con 6.012 € por “extraviar” la derivación de Villarán y modificar el diagnóstico.

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